Estudio
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¿Por qué debería utilizar Virbagen Omega en perros con parvovirus?

25/03/2020
Los brotes de parvovirus son habituales en el Reino Unido, con focos que se producen con mayor frecuencia en determinadas zonas del país, como Gales y el noroeste. Los brotes en una zona pueden ser devastadores tanto para los propietarios como para las clínicas, y el tratamiento es costoso y difícil. Sin embargo, la aplicación rápida de un tratamiento intensivo puede mejorar el pronóstico.

Antecedentes

El parvovirus es un pequeño virus de ADN no desarrollado, que necesita células en división activa para replicarse, como las del tracto gastrointestinal y el sistema inmunitario del perro(7). El reto del parvovirus es que es muy contagioso por vía fecal-oral y muy resistente en el entorno, lo que supone una fuente de reinfección durante los brotes. Las vacunas actualizadas son protectoras, pero hay que recordar el papel de la "inmunidad de rebaño". Esto es cuando, si una gran proporción de individuos dentro de una población están vacunados, protegen indirectamente a los individuos no vacunados. Sin embargo, si no se mantiene el número crítico de animales vacunados, es más probable que la enfermedad se extienda, posiblemente incluso a los individuos vacunados, en particular a las razas más susceptibles como los Rottweiler y los Labradores(7).

 

Signos clínicos y diagnóstico

Todos los profesionales están familiarizados con los signos gastrointestinales hemorrágicos agudos asociados al parvovirus.  Es importante que cualquier cachorro con vómitos o diarrea se considere en riesgo, incluso si ha comenzado su primer curso de vacunación; la detección y el tratamiento tempranos pueden mejorar en gran medida las posibilidades de supervivencia.  Las listas diferenciales son largas debido a la vaguedad de los signos, entre los que se incluyen la indiscreción dietética, la gastroenteritis hemorrágica idiopática, las infecciones por Salmonella y E. coli, la invaginación intestinal o el cuerpo extraño y las toxinas. En los cachorros vacunados, el diagnóstico del parvovirus puede ser difícil si se ha utilizado una vacuna de alto título.

El virus vacunal se desprende hasta 4 semanas después de la inyección en las heces y puede detectarse en algunas pruebas internas. Es posible que el virus infeccioso no se elimine en las heces durante las primeras 24-48 horas tras la aparición de los signos clínicos, que se elimine durante 2-7 días y que empiece a disminuir después de 7-14 días(7), por lo que puede ser necesario repetir las pruebas internas.

Las pruebas complementarias para pacientes, incluyendo ELISA, por ejemplo, SNAP Parvo (IDEXX Laboratories) y las pruebas inmunocromatográficas en seco, por ejemplo, Speed Parvo (Virbac), pueden ser útiles para hacer un diagnóstico rápido, sin embargo, el parvovirus en animales con signos clínicos no debe descartarse con un resultado negativo.

 

Tratamiento

Los animales afectados están gravemente deshidratados con alteraciones electrolíticas, por lo que la fluidoterapia es posiblemente la consideración más importante del tratamiento.  El tratamiento debe centrarse en la corrección de la hidratación y en la reposición de las pérdidas en curso, permitiendo al mismo tiempo la administración de líquidos de mantenimiento. El equilibrio electrolítico debe ser vigilado de cerca mientras se produce la rehidratación, especialmente para evitar el desarrollo de hipopotasemia e hipoglucemia, que se producirá rápidamente en animales que están vomitando y son menos capaces de compensar, es decir, pacientes jóvenes/anoréxicos.

Si la pérdida de proteínas gastrointestinales es grave, se puede considerar la utilización de coloides; existe la posibilidad de que aumente la permeabilidad capilar y si se utilizan coloides únicamente para la reanimación de grandes volúmenes en estos animales, es probable que se produzca un edema intersticial. Un análisis más detallado de la reanimación con líquidos está fuera del alcance de este artículo, pero puede encontrarse en los libros de texto de medicina.

Debido al daño del epitelio intestinal y a la probabilidad de neutropenia, existe un alto riesgo de translocación bacteriana, infecciones bacterianas secundarias y posible septicemia.  Por lo tanto, los antibióticos están indicados. Es esencial una amplia cobertura que incluya bacterias grampositivas y anaerobias. En algunos casos, también puede ser necesaria la cobertura de las bacterias gramnegativas, por lo que a menudo se establece un enfoque multimodal.  Es importante tener en cuenta que algunos antimicrobianos se han relacionado con trastornos en animales en crecimiento, por ejemplo, las fluoroquinolonas se asocian con artropatías relacionadas con daños en el cartílago articular en perros de 4 a 28 semanas(8).

Teniendo en cuenta el estado clínico del paciente y las consideraciones médicas concurrentes, puede realizarse un análisis de riesgo-beneficio para elegir la combinación antimicrobiana adecuada.

Debe considerarse la posibilidad de administrar antieméticos en función de la gravedad de los vómitos, ya que el aumento de la emesis puede agravar la deshidratación y los desequilibrios electrolíticos si no se trata.  Agentes como la metoclopramida pueden administrarse en dosis secuenciales mediante una infusión de velocidad constante. Aunque la metoclopramida tiene propiedades procinéticas(8) que pueden ser beneficiosas en el íleo, también podría predisponer a la invaginación intestinal, por lo que es esencial un control cuidadoso.  Otros antieméticos, como el maropitant (Cerenia®, Zoetis), pueden ser más eficaces, al impedir las vías de emesis central y periférica, en comparación con otros fármacos que sólo actúan sobre una vía(10). No se recomiendan los agentes antidiarreicos, ya que la retención del contenido intestinal con un epitelio intestinal potencialmente comprometido aumenta el riesgo de translocación bacteriana y de complicaciones sistémicas.

La nutrición debe incluirse en el plan terapéutico; las pruebas recientes no apoyan la teoría de "nada por la boca"(4,6).

Los nutrientes como la glutamina son importantes para la salud de los enterocitos y contribuyen a la sustitución de las células durante el recambio epitelial normal, pero también a la reparación de las lesiones de la mucosa.  La aplicación de una nutrición temprana puede reducir la duración de la hospitalización(4). La nutrición enteral temprana, a través de una sonda nasogástrica o de esofagostomía, se correlaciona con una mejora clínica más temprana y un aumento de peso significativo en comparación con el retraso en la oferta de alimentos hasta que los vómitos hayan cesado durante 12 horas(6).

La nutrición enteral temprana también puede mejorar la función de la barrera intestinal, limitando la translocación de bacterias o endotoxinas(6).

Los interferones tienen propiedades antivirales, antiproliferativas (neoplasias) e inmunomoduladoras(8), concretamente, el interferón omega es liberado por las células en respuesta a la infección viral. El interferón omega felino recombinante o rFeIFN (Virbagen Omega®, Virbac) está autorizado en la UE para la reducción de la mortalidad y los signos clínicos de la infección por parvovirus en perros a partir de un mes de edad a una dosis de 2,5MU/kg por vía intravenosa una vez al día durante 3 días(11).

El interferón actúa indirectamente mediante la inducción de proteínas antivirales, proteína quinasa y 2′,5′-oligoadenilato sintetasa (2'5'-OAS). El rFeIFN mejoró significativamente la gravedad de la enteritis, los vómitos y la anorexia, con un efecto rápido, en la inducción experimental del parvovirus(2).  La administración de interferón en el campo se correlaciona con una reducción de la mortalidad de 4,4 veces en comparación con el placebo(5), cuando se aplica de forma temprana y se combina con el tratamiento de apoyo pertinente, como se ha indicado anteriormente.

En una población no vacunada, se ha comprobado que, con un tratamiento de apoyo, reduce la mortalidad a menos del 3%(5).

Conclusión

A la hora de decidir un régimen de tratamiento para el paciente con parvovirus, es importante actuar con rapidez, ya que a medida que la enfermedad avanza, las microvellosidades intestinales se desprenden, lo que provoca un mayor deterioro, combinado con otras alteraciones sistémicas. 

Teniendo esto en cuenta, el aspecto más importante del tratamiento del paciente con parvovirus es el reconocimiento temprano de los signos y la rápida aplicación del tratamiento adecuado, para tener las mejores posibilidades de un resultado positivo.

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